Eduardo:
Bienvenidos a Finanzas sobre la Mesa, este show en el que hablamos de cómo las decisiones financieras se toman así, platicando sobre la mesa y no inmersos en una hoja de cálculo. Yo soy su host, Eduardo Rosas, y el día de hoy tenemos a una invitada que tiene el superpoder de la resiliencia. Espero que ella nos pueda contar un poco de su historia, pero esencialmente, hace unos años se encontró, después de varias catástrofes, en una situación en la que debía dos años de sus ingresos.
El día de hoy, ser directora de una empresa que se ha dedicado a ayudar a más de 14 mil personas a mejorar sus propias finanzas personales. Hoy estamos con Eliana Olivares, que es experta en muchísimas cosas, pero esencialmente en administración de negocios internacionales. Tiene podcast Esco Host de el podcast Maldita Pobreza. Es cohost es un nuevo podcast La Plática Incómoda. Tiene un libro. Ella es autora del libro Maldita Pobreza Sal de este hogar y por supuesto es fundadora y CEO de Adulting, esta empresa de asesoría financiera para millennials y genesis.
Liliana, muchísimas gracias por estar aquí con nosotros. ¿Cómo estás?
Lil:
Hola Lalo, bien. Estoy muy emocionada porque cuando… Porque es el único podcast que me autopóstule. No se me invitó yo así de que, oye, yo tengo que ir a ese podcast.
Eduardo:
Exacto. Sí, porque publiqué en mi Instagram, honestamente desde hace varias semanas, varios meses de hecho, tenía la idea y fuiste obviamente la primera que se me ocurrió invitar. Pero sí, como que pensando en que mis seguidores contestaran como a ver quién querían que llegara pero tú, tú llegaste de que yo, yo, yo.
Lil:
A mi no me importa lo que pierden tus seguidores, a mi me llevas.
Eduardo:
Oye Lil, te iba a preguntar de entrada si eres supersticiosa.
Lil:
Un poco sí, lo más, o sea, en mi momento más esquizofrénico de la vida, sí no pongo mi bolsa en el suelo, porque uno no deja de ser mexicana, ¿verdad? Entonces, cuando tú ves que toda la gente, las mujeres de tu familia, tienen este pánico que entre las mujeres en México ahí está, donde no lo pones porque se te va el dinero.
Y yo digo, mira, yo no sé nada de esta vida, lo que sí sé es que voy a agarrar todas las herramientas que existen en este universo para evitar que se me vaya el dinero. Entonces, un poco sí. Esa es mi única maña super ridícula que me da pena. También, luego la gente dice, es que es por su bolsa que está fina. Yo sí, claro, pero realmente por lo otro. Pero cosas como de fe, chazo, así. Creo que no tengo nada más, excepto tengo algo muy saico de mi parte. Pero, por ejemplo, en mi cuadrito de adulting de mi presupuesto. hasta que no lo firmo o no se facturó o algo así. O sea, como que ya el ingreso, hay un documento de por medio, no llega mi adulting. O sea, sí siento que si lo pongo antes, se me va a salir. Entonces, esto sí es algo que hago así.
Eduardo:
Te pregunto más que nada porque este episodio justo va a salir en la semana de tu cumpleaños Entonces no sé si en tu superstición creas que sea malo felicitarte anticipadamente porque este episodio se está grabando antes
No, fíjate que no, ahí sí siento que no voy a morir antes.
Eduardo:
Ah, perfecto. Entonces, pues felicidades porque este episodio está saliendo justo en esa semana de tu cumpleaños. Feliz cumpleaños, entonces.
Lil:
Qué bonito. Muchas gracias.
Del teatro a las finanzas
Eduardo:
Oye, no lo mencioné en tu introducción porque hasta pareciera que hablara de otra Liliana pero tú estudiaste teatro en Bellas Artes. ¿Qué pasó? ¿En qué momento tú decidiste cambiar a este mundo completamente diferente?
Lil:
Siempre, siempre, desde que tengo uso de razón, creo que hace poquito alguien me preguntó que una experiencia que me cambió la vida, o algo de un libro, una película, y yo dije, no, es la primera vez que fui al teatro. O sea, yo recuerdo haber sido, no sé, como menos de 12 años, haber llegado a un teatro y decir, esto es magia. Y esta sensación y este sentimiento es un poco… No ha cambiado.
O sea, siempre que voy al teatro y voy muy seguido, intento ir mínimo dos veces al mes, siempre la obtengo. Y entonces, desde que yo era chiquita decía, wow, el teatro es mágico porque es como un punto entre… En la televisión siento que es más como para ser famosa, ¿no? Pero el teatro es más… Pues esta tiene como este más esnovismo de…
Esto sí es arte, ¿no? O sea, como que tenía también esto. Pero también es como, no seas mamón. Claro que quieres llamar la atención, estás en un fucking escenario, ¿no? Pero era más escondido. Y le da la idea de generar un personaje así. Entonces, me llamó mucho la atención. Yo siempre desde día uno dije, yo quiero estudiar teatro. Idealmente yo quería irme a estudiar teatro en Inglaterra. Se estaba poniendo de moda esta generación donde Gal García había estudiado ahí junto con Natalie Portman y todos iban a Inglaterra a estudiar y yo dije, obvio.
Claramente es por el alert eso no sucedió este pero si mi primera carrera fue arte dramático que es licenciatura pues básicamente en teatro pero si le llaman en bellas artes yo creo que lo practiqué como un año, o sea que hubo yo actuando y que hubo dinero de por medio.
Y después, fíjate que años después, en un breve momento, cuando ya era Godín y mi vida normal, por las tardes tuvimos una mini temporada de los monólogos de la vagina en una cafetería, que por cierto es cuando más dinero he ganado del teatro. No porque ganaba mucho, sino porque antes me pagaba muy poco. Y ya, ahora solamente soy consumidora.
Adulting: El dolor de crecer
Eduardo:
Hoy me pregunto si la razón por la que cambiaste digo, yo para empezar decidí invitarte como te contaba desde hace varios meses, solamente la verdad honestamente se me brincaba la idea de que vamos a hablar con Liliana porque tenía una idea y luego otra y luego otra porque creo que hay tantas cosas de las que podríamos hablar, pero decidí finalmente hablar esencialmente de Adulting, no necesariamente de la empresa Adulting sino del proceso, de este que en tu libro lo describes como el
¿Cómo lo pones? ¿Como el dolor de crecer o algo parecido? Ajá. Y creo que eso ha sido tu vida. O empezó este proceso de Adulting muy temprano, cuando eras niña, esencialmente a tus 17, cuando te embarazas de Mariano. ¿Eso tiene algo que ver con que hayas dejado el teatro? ¿O es un poco más… otra razón detrás?
Lil:
Sí, significa eso la palabra.
Lamentablemente es la razón. Como que… Y yo creo que es de las más… dolorosas, sin embargo, no lo llevo como… pinche vieja frustrada. Creo que incluso cuando quise que seguir haciéndolo como hobby, lo pude hacer y eso siempre me… Como que el saber que soy alguien que puede volver a hacer algo… no me pesa. Me gustaría tener más tiempo y así, pero también digo, si en un momento quiero hacer algo, yo suele montar… Lo haría, aunque yo hiciera el ridículo, lo voy a hacer.
Pero sí, definitivamente el sacrificio más grande que hice al adultecer fue dejar el teatro. Y sí, fue muy doloroso en ese momento porque me costó tanto trabajo dejar que me dejaran estudiar mis papás eso. Y me costó tanto trabajo entrar. También es un examen súper denso. O sea, desde que hasta para sacar la ficha y que te toque poder hacer el examen.
Y muchísima gente aplica, creo que más de miles y miles de personas en México, muy poquitas, en el salón eran 30 personas, ¿sabes? O sea, como que eso sí fue difícil entre todas las cosas que tuve que dejar ir. Esa, por mucho, creo que sí es la más dolorosa.
Eduardo:
Y que tu proceso Adulting por supuesto que no terminó ahí. Has contado esta historia varias veces, no sé hasta qué punto contarla a lo mejor difumina un poco su significado. Pero yo me acuerdo de la primera vez que me contaste tu historia, no sé si te acuerdas en un restaurante en Ciudad México, creo que tu favorito me contabas, ¿no? Ajá. O sea, yo quería llorar de escuchar tu historia.
Más allá de que a los 17 te embarazas, ya sales de Bellas Artes, pero cuando te vuelves a embarazar es cuando llegan estas, que decía en la introducción, tus catástrofes que te llevan eventualmente a esa situación en la que debías dos años de tus ingresos. ¿Qué pasó?
Lil:
Sí, como que incluso contarlo, fíe de que no lo ha difuminado, al contrario. Como antes no lo contaba, porque no había necesidad, a mi familia lo vivió conmigo. Entre más lo cuento y recuerdo detalles, porque también creo que es un poco de supervivencia. Hay muchas cosas que omito, como que lo evades. Y últimamente, y me pasó ahorita en una gira en San Luis Potosí…
Que conté que había tenido que empeñar los únicos aretes que tenía que me había ganado mi papá a los 15 años, eran cero aretes finos, o sea, era una estupidez. Pero ahora que lo pienso, digo, me hubiera quedado con esos aretes, ¿no? Y me dieron 150 fucking pesos por los… o sea, porque eran chafas. Pero ese tipo de cosas que digo, wow, ya no me acordaba, y hablar tanto de esto lo recuerda, y también viso, o sea, lo pone en un momento en donde, por ejemplo, Mariano ya tiene ahorita 17 años.
Y ahora veo si María no pasara por eso. Y como tú dices, ahora sí se me rompe el corazón porque lo tengo más latente. Como que yo lo vivía de, bueno, pues ya pasó. Hubo… No lo sufrí en ese momento. Los primeros cinco años. El año cuando cumplo 23, en efecto, ha sido de los peor años de mi vida. De hecho, ese es como mi único…
Hablando de superstición, como que siempre hay una idea de que cada siete años como que cíclica la vida. Y cada vez que pasaban siete años después de eso, por eso, a los 23 años pasan siete años y fundo Adulting. Esa fue una de las razones por las cuales quise que mi vida no se vaya a quedar jurada, en ánimo de que uno queda medio traumada con estrés postraumático.
Y, sin duda, el ver ahora lo difícil que en ese momento fue, pero es un poder sobrehumano y también creo que es muy de mujeres, como tú dijiste, la resiliencia, no había de otra, o sea, sabes, como no considero que hice algo extraordinario, considero que hice lo que cualquier humano en ese lugar lo hubiera hecho y me costó mucho trabajo reconocer que lo había hecho mejor que el promedio, aunque mi mamá me decía y como de, ay hija, que hago yo, era como, pues un poco no, porque fue mi culpa, no, o sea, como que también había esta culpa de decir.
Yo me puse en una situación donde cuando cumplo 23 no tenía ahorros. Los pocos ahorros que tenía estaban planeados como por si las dudas cuando naciera Matías, mi segundo hijo. Y en ese inter de menos de 10 meses muere mi mejor amigo y tuvimos que dar… No tuvimos, quise de yo dar cierto dinero.
Y luego a los cuatro meses muere mi papá y ahí sí se fueron mis últimos 22 mil pesos que yo tenía y quedamos con muchísimas deudas porque fue carísimo carísimo. Como que ahora que lo pienso, el visualizar el que teníamos que pagar un velorio de 40 mil pesos, en ese entonces cuando mi sueldo… Yo creo que a los 23 mi sueldo estaba en 16 brutos.
O sea, como que… Pasó mucho tiempo para que yo pudiera subir de ese escalón. Y entonces, sin deudas, ¿cómo vas a quedar con eso? Y luego nace Matías con un problema en el hospital.
Y eso es lo que quiebra todo. O sea, si ya iba mal, eso me deja una deuda de miles y de cientos de miles de pesos en el hospital. Y eso es lo que ya definió el resto de mi vida. O sea, ahora que lo pienso, es el momento si fue el quiebre para hacer una Liliana antes y una Liliana después. Pero también hubo mucha culpa de… Pues sí, yo fui la pendeja que se puso en esa situación.
Eduardo:
Y es esa culpa la que te lleva poco a poco a ir mejorando tus finanzas, obviamente, pero a crear este proceso ya más estructurado de que tienes que ahorrar y que tienes que asegurarte de que esto no vuelva a pasar.
Lil:
Ese es como mi moto de vida. O sea, como que ahí aprendí mi parte más amarga de haber sido adulta fue como Liliana aprendió que la vida te va a sorprender y que te van a pasar cosas culeras siempre. No porque quiera ser pesimista, sino porque esa es la vida misma. ¿Sabes? O sea, yo creo que a todos vamos a pasar por etapas difíciles y retos y menores, ¿no? O sea, para cada quien, pero van a suceder. O sea, es impredecible.
Y ante la incertidumbre, lo único que yo tengo es el control de mi dinero. De eso sí no va a volver a ser impredecible o no va a haber ambigüedad. Entonces, pues por eso me volví una obsesiva que hizo no solamente un super presupuesto control conmigo, sino para miles de personas más. O sea, ese nivel de obsesión que tengo, crear una empresa, porque eso ha pasado recientemente.
Me da mucha risa que la gente dice como, bueno, pero ya lo superaste, lo tienes todo bajo control. Obvio, la de Adulting no le pasaría. Y yo digo, güey, si ubicas mi nivel de enfermedad mental, que hice una empresa en donde tenga que estar obligada, no solamente yo a tener mis finanzas, porque esto, o sea, ser la de Adulting, me genera accountability. Yo ya no, o sea, por pena, güey, ¿sabes? Como de media miloso que me volviera a pasar lo mismo. O sea, como que hay presión social.
Y aparte, cuando veo con los clientes, es también como reenforzar que sí se puede. Entonces, como que estoy recibiendo constantemente señales como mensajes a mi cerebro de, sí se puede tener control, sí se puede… O sea, como que no es porque lo tenga supercontrolado, al contrario, es a pesar de eso.
¿Cómo empezaste a arreglar tus finanzas?
Eduardo:
Y cuando, digo, después de que pasan todas estas catástrofes, que terminas en esa situación tan difícil de tener tantas deudas en relación a tus ingresos en ese momento, ¿cuáles son los primeros pasos que empiezas a tomar o tu forma de pensar en cómo vas a empezar a resolver la situación, a cada vez estar más estable?
Lil:
El primer gran paso creo que fue el afrontarlo. O sea, afrontarlo, te estoy diciendo que el día que regresó Matías a la casa, me acuerdo perfecto, o sea, te lo juro de estar en pijama, pero había parido hace dos semanas, o sea, de que yo en mi peor momento, físico y mental también. Y me acuerdo haberme ido al comedor con la laptop de la oficina, porque pues yo estaba ya… O sea, como que yo había pedido más tiempo de incapacidad, o sea, que ya se me había medio acabado Pues pedí por Matías, ¿no?
Entonces, y me acuerdo, o sea, de esos momentos que tienes muy bien hasta cómo ibas vestida, qué clima había, cómo estaba la laptop. O sea, como ya sabes que es tan vivido, es de esos momentos en donde fue como, OK, Liliana, ¿cuánto es la deuda? Con todos, ¿no? Y le debía a mi tío, le debía a mi hermana, que, por cierto, ella se iba a comprar un carro, un Nissan de estos chiquitos que había.
Y me prestó, o sea, gracias a la vida, porque ella tampoco era de ahorrar, ¿eh? O sea, solo porque estaba por comprar su carro, su March, ya me acordé. Entonces, me prestó dinero de, pues, lo de su carro, su enganche, más mi tío, más mis amigas, más mi madrina, familia de mi ex también. O sea, e ir a hacer toda la lista de toda la gente que les debíamos. Seguramente tengo esa lista, of course, todavía.
Y fue como… voy a enfrentarlo. Y aunque fue desgarrador ver y tú veías cómo el Excel se sumaba y decir esto va a tomar un buen de o sea, Dios mío. El primer paso sí fue enfrentarlo, o sea, no fui a mi casa y decir como hay Dios proveerá, seguramente no, o sea, y si a muchos regrese a darles el peor plan de pagos, no así como de mira, para cuando tú tengas sesenta y cinco, ya vas a desde ya te habré pagado todo, no casi casi. Pues era de que de poquitos en poquitos eE inmediatamente cuando regresé de incapacidad, que sí fue como, wow, no puedo estar mucho más tiempo de incapacidad, tengo que regresar, propuse un esquema que no existía en ese momento en la empresa para que yo pudiera ganar comisiones de una comercialización de algo. O sea, y eso es algo que yo jamás le hubiera pensado. O sea, para mí hubiera sido más fácil buscar como tal vez otro trabajo o vender algo así. Y creo que fue muy iluminador así.
Sharp en ese momento de mi vida al decir, no, wey. O sea, de donde tú ya trabajas, tienes que sacar dinero. E hice el plan y fue como, OK. Y yo, wow. OK. Y eso ayudó un chorro porque sí pude a los pocos meses. No creas que fue de un mes para otro porque era por comisión. O sea, sí tuve que salir y a vender, o sea, como cosas así. Pero sí, pon tú, tal vez ocho meses después, yo ya tenía una fuente de ingresos extra.
Y de ahí fue para arriba, o sea…, no solamente fue el control de deuda, sino fue el incremento de ingresos.
Eduardo:
¿Y cómo se te ocurrió esa idea de empezar a generar comisiones, de crear este plan para poder utilizarlo?
Lil:
Pues fíjate que creo que es una de mis fortalezas, que es… Soy creativa. Y tiene que ver con arte también, ¿sabes? O sea, como que nunca he sido… metódica, soy pésima para el cálculo mental. O sea, como que no tengo nada de financiera como tal. O sea, yo veo que tú eres así como súper estructurado, o sea, como que… Y es así de… Fuck, Lalo sí sabe hacer cálculo mental, maldita sea. O sea, es súper bueno en eso. Y yo no, pero… Soy creativa
Por eso en la última vez, les digo, lo que hago es que es mi creatividad aplicada. Son estrategias. Soy resourceful. Entonces, ese es algo que siempre le he sacado provecho para todo. Y este fue como, OK, piensa. Y sí es un talento. O sea, sí he desarrollado la creatividad en todos los ámbitos aplicados, incluso al dinero, y me ha ido bien con esas ideas.
Cómo afrontar las deudas
Eduardo:
Y ya que tienes esto cubierto o que ya sabes cuánto debes, que es muy importante saber desde qué momento vas a empezar o en qué punto vas a empezar, cuánta deuda tienes, que tus ingresos están subiendo, cuáles fueron tus siguientes pasos, cómo lo afrontaste, realmente cambiaste, hubo eso que decías de una Liliana antes, una Liliana después, precisamente por esto, porque sabías que ahora debías de enfrentar las deudas y de empezar a crear tu patrimonio.
Lil:
Sí, creo que en ese momento adultez sí. O sea, en toda la extensión de la palabra aprendí lo que era ser adulto. Porque aprendí que uno, la gente se puede morir en cualquier momento, no importa la edad que tienes. Aprendí que la salud es algo que damos por hecho, más de lo que pensamos. Y aprendí que no puedo seguir teniendo los mismos resultados si me comportaba igual.
O sea, aprendí a controlarme. Aprendí a vivir el sacrificio sin queja. Pero ya no era la adolescente de Liliana inmediata. Yo sí era de… Pues las tarjetas, la pasaba hasta que podía y pagaba el mínimo. Y así con todas, ¿eh? O sea, el que por primera vez era como un no wey. Tienes, o sea, literalmente esto es lo que tenemos. Los mil pesos para comer más los vales, ¿no? Que juntábamos. Y apegarnos a eso. O sea, si yo quería ir a un restaurante…
Aprendí, en ese momento existía Grupón, ¿te acuerdas? Cuando llegó a México. Y era de que en la parrilla leonesa siempre había esa, de que los tres buffets, si solo pagabas uno, y entonces logramos comer de que los tres, bueno, maté a Serén Huevecito, los tres por 200 pesos. O sea, fue el tomar responsabilidad y que sí hubo sacrificio, y un chorro de sacrificio. O sea, me perdía yo salidas, viajes, hasta la fecha, siempre les digo mucho.
Hay muchas anécdotas de mis amigas que yo, pues es como, no estoy ahí, ¿no? Que en ese momento era frustrante, que hoy no me arrepiento, pero aprendí a postergar la necesidad de solo ser feliz en ese momento porque ya era un momento, o sea, ya estaba grave el asunto, ¿no?
¿Cómo aplicas (y enseñas) todos estos aprendizajes
Eduardo:
Y cómo aplicas ahora todas estas enseñanzas, no sólo en tu vida de Liliana, de a lo mejor todas estas que todavía mantienes, pero a lo mejor justo ahora en Adulting para que otras personas puedan hacer más o menos lo mismo.
Lil:
Es difícil porque quiero… O sea, nadie experimenta en cabeza genes real. Aunque yo te diga todo esto, pero no tengo… otra cosa más que mi herramienta más poderosa es mi caso y la repetición de él. ¿Sabes? Como para mí es bien importante que digan, siempre lo utilizamos en una forma de empatía. O sea, es muy poderoso cuando llegamos con el cliente y le decimos, sí. Ya sé que quieres comprar eso.
Y ya sé que estás sacando un crédito para consolidar y estás pensando en sacar el crédito de un poquito más para que te alcance a comprar lo que tú quieres por si total ya te estás endeudando y ya estás haciéndote responsable. O sea, trato de ganar sus justificaciones mentales que se están haciendo porque ya me las conozco, porque yo he sido persona. Y entonces sí como, Marita se… Liliana nos puso en evidencia. O sea, como de, en efecto soy esa persona. Y también darles herramientas logrables.
Y hacerle muy presentes sus wins. O sea, una adulti constantemente es como, ¿ves? Ya tenemos el 30% de nuestro fondo de emergencia. ¡Guau! Esto nunca lo hubiera… O sea, como niños chiquitos, casi, casi, decís, sí, estoy viendo en el Excel. Y yo, no, no, no. Pero un minuto para celebrar. O sea, como que sí tratamos de hacer esa psicología de reforzarlo y buscar que esa motivación crezca naturalmente en ellas para que lo puedan repetir cuando ya no estén adultos.
Aplicando la psicología para mejorar las finanzas
Eduardo:
Y cómo te he ido con eso? Porque yo siempre digo en el canal, en mi contenido, hablo mucho también de esta necesidad de la psicología y de que pues en la introducción del capítulo no es sólo la hoja de cálculo, sino realmente digo cómo nos comportamos cuando sucede cierta situación. En mi caso, que hablo tanto de inversiones, es hablar de.
Ok, si, ahorita estás subiendo algo, pero no quiere decir que así va a seguir para siempre y ahí van, tienen que ir todos. Y cosas por el estilo. Realmente te funciona hacer este como refuerzo de que si estás haciendo las cosas bien y si estás logrando esto para que sigan adelante ya después de Adulting.
Lil:
Sí, o sea, nuestra tasa de éxito es muy alta. Está arriba del 93% que al menos, o sea, el 93% de las personas que llegan, al menos cumplen una de sus tres metas. Y creo que ya el ir y acercarte y inscribirte a un programa, ya sea el personalizado o el curso de Next Level, muestra un compromiso. Siento que ya tengo un cliente más con apertura para que yo pueda llegar y hacer este trabajo, ¿no?
También hay mucho cliente que me ha pasado, que llega Adulting y que cree que porque pagaron, mentalmente ya bajó la ansiedad y se va a hacer solo. Y entonces lucho contra eso porque es como de, ¡uy! Pues a ver cómo lo vas a lograr tú y yo como, no, no, no.
Y no es como que realmente lo quieran. Y luego si algo sale mal es como de, no, no, no. A ver, se puso la estrategia, no la seguiste, ¿no? Pero en su mayoría sí funciona. Y te digo, al final ya están con esta apertura a querer hacer algo distinto y el trabajo que eso lleve.
Como el tabú del dinero impide crecer
Eduardo:
Cuando estás hablando con esas personas o en general de dinero, apenas ayer se publicó en Podimod de tu show, nuevo show de La Platica Incomoda.
Donde hablas sobre dinero específicamente, ¿no? Que empiezas el capítulo diciendo que no querías que el dinero fuera uno de los temas de los que hablaras de la foto que incomoda, pero que tuviste que hacerlo. Pero te pasa esto como que el dinero siempre ha sido un tabú, o hasta donde yo lo veo, sigue siendo tabú en tantas relaciones, en tantas conversaciones.
¿Qué tanto eso todavía es cierto? Incluso para las personas que están en adulting buscando la ayuda de que quizás, no sé, no te cuenten todas sus situaciones y entonces no los puedas ayudar completamente o algo así.
Lil:
Me pasa mucho. Me ha pasado, voy a tratar de ser general para que alguien no se sienta en evidencia en esto, pero me pasa mucho que hemos tenido casos en donde el cliente nos pide, por ejemplo, tener la sesión en algún otro lado para evitar que alguien más escuche, o sea, de su círculo social, de su pareja, tal vez su familia.
En donde nos piden sí consejos, así como en corto, de oye, ¿cómo le diría esto a mi esposo? O sea, como todavía este miedo, pero pasa un chorro. O sea, te diría que de diez clientes, ocho, hay algún tipo de tabú de conversación que es difícil, que tenemos que dar no solo consejos financieros, sino como estrategias de cómo abordarlo. Y me sigue pasando a mí, por eso incluso hice el episodio con Jessica Fernández.
Es la incomodidad de hablar del dinero, que en ese episodio no van a encontrar consejos de finanzas, es más como de escenarios donde a Liliana es como de… Escenarios de incómodo, de ejemplo, los sueldos de mis asesoras. Eso podría ser incómodo para mí. Como la situación, aunque hablamos de eso, pero también ellas, porque son tus colaboradoras y quieres que se sientan bien, pero ellas, ¿qué es implicar que se sientan bien? Va a haber, ¿no? O sea, el… Si haces una transacción con alguien cercano a ti e incluso también un poco de pareja cuando hay ciertos momentos de ok, si vas a parar eso tú, no vas a parar eso tú o qué, o sea, nadie está exento de eso. Lo vas tratando de normalizar, pero incluso yo hoy me pongo en situaciones, o sea, me expuesto en situaciones donde también a mí me incomoda y es como wow, queríamos que ya no pasaba y sigue sucediendo.
Eduardo:
Ajá. Se me llamó la atención la historia que compartiste. La voy a compartir tal vez para que la gente vaya y encuentre toda la historia y el resto de las historias justamente en la plática incomoda. Pero dices que tuviste apenas una comida con tu ex jefe que creías que te iba a ir súper bien, que porque como que te inspiro en varias cosas o sacaste varias cosas y llegas. Y qué pasó cuando llegaste y le contaste y le presumiste y dijiste mira lo que he hecho.
Lil:
Pues sí, yo como niña adolescente que buscaba aprobación, era como de, ¡dudro, logre! No sé qué. Y él fue como, te siento muy materializada. Te siento como que te importa demasiado eso, ¿no? Y yo así con cara de, o sea, creí que era un safe space porque es alguien con el que hemos hablado de dinero muchas veces donde no había eso. Hablamos incluso de sus inversiones y el constante. O sea, era un tema en la mesa. Y cuando yo…
Yo creí que era un espacio seguro. Y a ver, no llegué a decirle como cuántos millones, o sea, cero, ¿sabes? Como fue de, wow, pude lograr esto y estoy invertida en esto, ¿no? Como que sí era parte de decir, era la Liliana de 19 años que había entrado a esa empresa y que quería llegar a decirle, llegué a ser como usted. ¿Sabes? Y tampoco usted lo veía venir, ¿no? Y cuando no fue recibido así porque se vio desde otro lado, desde un contexto negativo, que por cierto, ya no me habla él.
Este también fue como, ¡ah! ¡Guau, qué raro! O sea, como no pude descifrar y hasta la fecha no sé y no, o sea, no pretendo adivinar. Pero sí me puse a pensar qué impacto generó en él, que a él le tocó ciertas fibras, que hizo que ya no quisiera, que también es válido, ¿no? Que convivir conmigo
Y eso fue muy extraño porque ahora uno ya no sabe a quién le vas a compartir cosas.
Como peleas contra el tabú
Eduardo:
Sí. Es que si en esa situación pasa, donde el dinero ya estaba en la mesa y hablar de todo esto ya estaba en la mesa, ¿en qué otras situaciones no podría pasar? En todas las demás, cuando hablas con tus amigos o cuando hablas con tu pareja y empieza… Porque está este tabú siempre encima de nosotros de que ¿cómo voy a decir esto? ¿cómo voy a compartir lo otro? Y tú, a lo mejor desde tu punto de vista, tu experiencia, ¿cómo has peleado contra este tabú con tu esposo, con tus hijos o con tus clientes?
Lil:
Creo que yo he tenido que manejar el volver a sensibilizarme que para la gente puede ser algo delicado. Como yo también lo veo a veces ya tan normal, pudiera yo ser muy franca y el otro es como de, wow, a ver espérate. Y luego yo digo, claro, de ellos no hablan de dinero todos los días, 30 horas al día, casi casi, 24 horas al día. Pero he tenido como que dar un paso atrás y repensar cómo hacer este approach.
Y también me he dado cuenta que una de las mejores herramientas es que uno lo diga con seguridad quitando la pena, evidenciando lo penoso. Esa es una técnica que en general yo utilizo para muchas cosas. Cuando voy con una marca y ya sé que me están pagando poco y entonces digo, ¿cómo qué pasó, amigos? Este sumo es para que me paguen más, ¿verdad? Y entonces se ríen porque es incómodo, pero es como nosotros sabemos que esto es así. Y hago eso.
Pongo en evidencia con cierto humor lo que está pasando y trato de hacer sentir cómodo a la gente al respecto. Y dos, ya pienso dos veces quiénes son las personas que yo genuinamente siento que se van a alegrar, no lo van a tomar mal y que me conocen tan bien que saben lo que significa. Y cuando digo eso es como, saben que a la Liliana de 17 años esto le sigue impactando como algo impensable que por eso lo está celebrando, porque para mí sigue siendo increíble de…
Esto está muy extraordinario, o sea, no es como… Yo nací millonaria y ya se me olvidó la vida, es como… Claro que sí te acostumbras rápido a lo bueno, pero no se te olvida. Y entonces hago mejor… Sí, como evaluación de esa gente.
Eduardo:
Me parece interesante esto de que, pues como que usas el humor como que a lo mejor es forma de dar un poco de la presión de que pues ya o sea es natural lo hablamos es hasta algo de lo que nos podemos reír un poquito y quizás eso rompe el hielo de que pues podemos hablar de esto lo podemos platicar y podemos empezar a enfrentar estas situaciones.
Confiar o no en tu pareja sobre el dinero
Fíjate que en el primer episodio que publique que en realidad era yo solito hablando era justo de este tabú. que podemos tener con nuestra pareja, con nuestros padres, con nuestros hijos, con nuestros amigos. Y… Y yo también lo enfrento, ¿no? Pero a veces, este… Como dices, si hablamos todo el tiempo de dinero, se nos hace un poco más fácil, se nos hace un poco
Ya, pues no hay ningún tabú ahí, es más fácil de empezar a hablar de todo eso. Pero efectivamente no llegas con tus clientas o llegas con tu pareja o llegas con tus papás y es como, ay, aguántame, esto, esto yo nunca lo toco. Es algo tan privado mío que siempre he ocultado. Que hace tan tan difícil la situación, pero eso mismo como que empieza a desencadenar otros problemas que si no estamos hablando, hablando, por ejemplo, de parejas, que pues si no sabemos qué deuda se tienen.
Como vamos a, en conjunto, ir hacia nuestros propios objetivos o cómo vamos a repartirnos los gastos sin nunca hablamos de dinero, cosas por el estilo. Seguramente a Liliana no le pasa porque Liliana es Adulting y todo, pero no sé, cuéntanos si te ha pasado o has visto algo en relación a esto.
Lil:
Sabes que creo que..e lo importante, digo, sí, aparte de lo obvio de saber los números y todo eso, yo aprendí a la mala que es un indicador de tu pareja. Y si tú, o sea, para mí está asociado con que, oye, es alguien que no está ahorrando, es alguien que se endeudo a lo menso, o sea que te está siendo impulsivo, no, para mí no lo descarto como pareja, pero sí descarto el que tal vez pudiéramos hacer proyectos juntos.
Porque es alguien que parece que es vulnerable a no quedar bien con ciertos proyectos que tomamos en conjunto. Entonces, si yo sé eso de mi pareja, mi decisión financiera también cambia. Es como, OK, comprar algo, un terreno, un departamento, algo así de grande. Y tú no confías que tu pareja va a ser reliable, ¿no? Y vas a poder confiar en que entre al quite. Yo hoy aprendí, y se los digo que a la mala, en donde viví una experiencia en donde no entró al quite y yo me desestabilicé. Y no hace mucho tiempo, ¿eh? Financieramente, o sea, económicamente, porque contaba con eso. Y yo debí haber visto los red flags de, güey, ¿qué te hizo pensar si de todos modos, si tiene deudas? O sea, es como, si de repente tengo una pareja.
En donde sí, yo veo que es ordenado, que sus deudas las tiene controladas, que piensa sus ahorros, me hace sentir segura para decir, ok, hagamos algo en conjunto. Porque eso es, lo tomo más como a un nivel de decisión personal. O sea… Y siempre cuido mucho, y esto es como un consejo, sobre todo para mujeres, que también lo aprendí a la mala, no hace mucho tiempo, hace cuatro años.
No vuelvo a rentar una propiedad en donde yo no pueda pagarla yo sola. O sea, eso sí fue como quedé como estúpida. O sea, ya tenía yo Adulting y quedé como estúpida, ¿sabes? O sea, de, ah, qué chistoso. Y fue muy estresante cuando me volvió a pasar. Entonces sí lo logré, pero no, no chido, ¿sabes? Como que sí me costó trabajo. Entonces hoy sí digo como no, no tomo compromisos que yo sé que no podría afrontarlos yo sola.
Matener tu propia independencia en pareja
Eduardo:
Fíjate que eso de mantener tu propia… A lo mejor justo ese valor, si tu pareja es alguien con quien puedes contar, es un poco menos problemático, pero contar con tu propia independencia de que si X cosa pasa y tu pareja ya no está ahí o se termina la relación o algo, pues que tú puedas enfrentar la renta o todas estas cosas que son necesarias, ¿no?
la mayoría de tus clientes son mujeres, entonces, ¿pratícas mucho con ellas acerca de esta independencia, como que no dependan de su pareja o viceversa?
Lil:
Si siempre es algo que las asesoras tienen en mente y en Next Level, que es este curso donde yo hablo, o sea, donde yo lo llevo, siempre trato de poner en la mesa esto. Y ojo, no desde un lugar de, bueno, pues vive de las confianzas, ¿no? Liliana tiene una vida bien difícil porque no confía en nadie. No, como tú dices, es conocer a la pareja. Y yo corro riesgos, pero también sé hasta dónde los voy a correr. Tal vez digo, confío en mi pareja, nos vamos a aventar. Si él me quedara mal, híjole, me va a llevar al límite, pero es un riesgo que decido tomar.
Esa es la relación de pareja, no podemos quitar lo emocional a algo que es una relación personal, pero tal vez me va a llevar al impulsar, me va a costar trabajo, voy a tener que sacrificar otros lujos, mi estilo de vida, pero voy a salir adelante, ese es el riesgo que yo tomo y estoy bien con eso, pero tomar decisiones o muchas veces incluso son deudas a nombre de ellas, que tú dices, ok, pero que depende así al full.
Y no es solamente llevarlas al límite, es quebrarlas financieramente, en donde las pondría en una situación donde pueden perder todo, donde podrán tener incluso problemas legales. Ahí es donde siempre tengo como el, híjole, tal vez la pareja no esté en ese momento de la vida. Aguanten. O sea, como no quiere decir que no vamos a correr el riesgo, pero hay que madurar nuestras finanzas, la relación, tal vez, o sea, como tus ingresos para llegar a ese punto. Entonces, es controversial porque no quiero decir cómo lleven sus finanzas de pareja y no soy…
No, psicóloga de terapia de parejas. Pero sí es mi labor cuidarlas en eso. Y yo tengo la responsabilidad de ser la voz objetiva, aunque no escuches lo que quieras escuchar.
Eduardo:
¿Te refieres entonces a que algunas de ellas tienen deudas a su nombre pero que son de su pareja? Oh, ok. Y sí, las pone en situaciones difíciles. ¿Qué pasa si deja de pagar?
Lil:
Sí, porque lo que pasa es que ellos, por ejemplo, ya está en su historial crediticio, ¿no? Ya están reportados. Y entonces, como de, o sea, ya sirven un poco como prestanombres. Y es donde, y, joder, ahí se va poniendo más raro el chat, ¿no? Porque es como.
La platica incómoda que no se tuvo con los padres
Eduardo:
Sí, y esto todo no estamos hablando de tu podcast, la plática incómoda, pero son pláticas incómodas que se tienen que ir teniendo y que quizás a veces justo esta incomodidad, este tabú nos impide que las tengamos. En tu libro, digo, la primera plática incómoda que se me viene a la mente leyendo tu libro o escuchándolo desde tus conferencias.
Es la aplicación incomoda que quizás no tuviste con tus padres sobre dinero. Dices que no te hablaban de dinero y que quizás esto impidió que llegaras con ciertas herramientas. Que a lo mejor, este, tampoco nuestros padres a veces tenían herramientas que darnos. Pero crees que hasta cierto punto haya tenido algo que ver que no se hablaba en tu casa de dinero. Hablas de la historia de que tú a los ocho o diez años trabajabas y ganabas dinero, pero pues no sabías como para qué.
Lil:
Sí, no, sin duda. O sea, hoy me parece… Hoy, me refiero a hoy, ya que estoy cumpliendo oficialmente mis 36 años, porque estamos hablando en el futuro, me parece loquísimo que neta nadie se haya tomado la decencia, el favor de decirme, güey, no te lo gastes todo, o abre esta cuenta, recomendarme un pinche banco. Yo no sé cómo elegir mi banco… Ah, ya me acuerdo. El banco lo eligió la empresa donde trabajaba, o sea, donde me pagaban la nómina. Me dijeron, ve a Scotiabank, esa es tu cuenta.
Y yo, ¿qué? Pues ahí abrí porque les quedaba. O sea, sí se me hace neta de que no se pasen, que hablas de todo con los hijos y no les puedas mencionar eso. Y esa… O sea, te estoy diciendo que hasta ahorita sí me sorprende, no me entiendo, no puedo creer que nunca le… Y que yo también bien pendeja porque nunca pregunté como, oye, papá, ¿qué es esto? Mamá… Mi mamá tenía un supermanejo de tarjetas de crédito, o sea, ya como que… Juggling, así como…
Cuando digo super, me refiero a que tenía como un buen y vivía al límite. Como que era un nivel de administración de meme, de voy a calcular, ni cuatro cosas para salir adelante. Y era como, pero bueno, lo dominaba. Yo ni siquiera sabía cuál era, o sea, que era la fecha corta de pago. O sea, como estaba raro, ¿no? Yo pagaba mi quincena. O sea, me tardé años en entender como, o me daba desconfianza. Era como de, ¿ese día lo pago?
O si no lo pagué ese día, como ya era de, mejor el día 15 voy a pagar mis mínimos porque no sé, ¿no? Y seguro muchos era de que el fecha de pago el 12, ¿no? Y yo como estúpida, entonces… Sí, interfirió un buen, pero hoy también entiendo que nuestra responsabilidad de ser curiosos y preguntar es parte de nosotros, ¿no? Entonces, es como que me parece, ¡ay qué bárbaro que eso sucedió! Pero no lo justifico, ni lo culpo, de todos mis horarios fueron por eso, nada.
Ya estoy grandecita, ¿verdad?
Eduardo:
Ya claro, si tienes su tarjeta de crédito pues tienes que aprender qué es esto, cómo lo voy a usar y cómo se usa. Correctamente, ¿no? Sí, claro.
Relaciones de décadas rotas x dinero
Eduardo:
Y dime si no quieres contestar esta pregunta porque esto fue lo que me contaste en una conversación privada, ¿no? Y a lo mejor no lo has contado aparte. Pero tú haber dicho esto de que tus papás no te enseñaron de pronto causó incluso problemas con tus tías, creo, ¿no?
Porque sigue ese tabú encima. Digo, tú no le estás echando la culpa a tu papá de que por tu culpa no pasó esto, esto. Solo, solamente pues, como dices, no, a lo mejor tu papá no tenía las herramientas y tu propia curiosidad no te llevó a preguntarle. Pero, ¿por qué crees que todavía existe, a pesar de que no estás echando culpas tan grandes, este problema de que hablar de dinero es inmediatamente un problema que se infla de más?
Lil:
Sí, justo rompió una relación familiar súper importante, es como la familia con la que pasábamos Navidad Así cada año, incluso del lado de mi papá, y era como esta representación de, bueno no estoy con mi papá, pero estoy como con su familia Y es otra generación, y pues de gente mucho mayor, estamos hablando de arriba de 70 años En donde creen que yo, al mencionar que no tuve esta guía, estoy criticando la forma en la que fui criada y educada. Y para nadie es así.
Cada quien hizo lo mejor con lo que pudo. Y yo me estoy haciendo responsable de que también yo tuve que hacerlo. Y como que, tal vez, estas generaciones grandes, como eso no se habla, y la frase que se utilizó es la ropa sucia se lava en casa. Y yo, híjole, ya grabé un poco. Y no lo hago desde un lugar donde quiera ni lucrar con mi vida personal ni hacerlo, porque créanme que hay cosas que yo jamás mencionaría y no hablo y cuido mucho esa parte, sobre todo también mi presente, o sea como que, pero si hay cosas que yo veo que no ofenden a nadie y que le van a ayudar a otras personas, lo voy a hacer.
Y es parte de mi historia y yo tengo derecho de también platicar mi historia. Pero si es, ahí es cuando ves, ¿no? Como de fuck, estamos también tan lejos de poder abrir esta conversación sin que sea un reclamo, sin que dé pena, venga desde un lugar negativo porque sigue hiriendo a las ciertas personas o lo toman desde otro lado mal, que ahí sí para qué va, esa no la vi venir.
Tu proyecto de La Plática incómoda
Eduardo:
Dejado de lado ya estas pláticas incómodas que has tenido y a lo mejor te has enfrentado, tienes tu podcast, tu nuevo podcast La Plática Incómoda. Son nueve episodios, ya cuando estén escuchando esto ya se habrán publicado todos, de qué hablas en este nuevo podcast.
Lil:
Son nueve temas literalmente muy incómodos para mí. Es el podcast donde no vi venir que yo iba a aprender más. O sea, como que yo dije, me voy a divertir, eso sí. Pero genuinamente, y esto suena demasiado mamón, por favor, no me enfolen. Pero en este momento, cuando veo ahora los podcasts, veo que Liliana necesitaba escuchar eso. O sea, lo hice desde un lugar súper egoísta, ¿sabes? Como que era para mí.
Y son temas que ahorita son relevantes y que me llegan de algún lado u otro y son incómodos y al menos a mí sí me están sirviendo a manera de terapia salió el de sexualidad y cuando grabé el de sexualidad yo dije Dios mío qué oso o sea fue el que no vi venir porque yo siento que siempre hablo muy como sin tapujos y ese sí fue de ay qué estrés qué chistoso no sé si quiero hablar de eso y me di cuenta que nunca había hablado en redes y también por eso es obvio que fue incómodo
Pero sí, es una miniserie con invitadas que también creo que tiene algo que aportar, que me divertí un buen. Y muchos hombres lo están escuchando. Eso ha sido una gran sorpresa para mí y me siento orgullosa. Siento que es como, los quebré, ¿sabes? Lo logré.
Eduardo:
Sí, excelente. Oye, yo soy un poco nuevo en este mundo de los podcasts, pero… ¿Esto es en una plataforma que se llama Podimo? ¿Esa parte?
Lil:
Si es una plataforma, o sea, es un contenido exclusivo, que como es algo tan personal yo quería que estuviera cuidado. No era mi intención de vuélvase viral en YouTube y escúchalo en el Spotify, no. Es para gente que quiere escuchar este contenido que básicamente me quiere tanto que va a agarrar la prueba gratis, no les va a costar 45 días después de escuchar los nueve episodios ya gratis.
Pero que si incluye el puto, tengo que descargar la plataforma y todo eso que odiamos y va a requerir 7 minutos de su tiempo. Pero esa era la forma en la que yo me sentía segura de hacerlo. Podimo es una plataforma de suscripción, después de los 45 días cuesta 99 pesos. Pero tiene contenido muy top, o sea, sabes, como muy… Lo siento el HBO del audio y a mí me gustaba la idea de hacer esto de mi vida ahí.
Eduardo:
Claro. Perfecto. Pues hay que buscar entonces la plática incómoda en Podimo. Pero en donde más también te podemos encontrar para quien quiera saber más de finanzas, para quien quiera conocer más de tus servicios.
Lil:
Pues está en las redes de Adulting en @adultingmx en Instagram y TikTok. Ya no usamos mucho Facebook. Estoy yo en mis redes que es LilOlivares_ bajo donde hablo más como con perspectiva, un poco más de género y también de con opinión. Ahí soy menos, soy más de recomendación personal. Tengo un podcast que se llama malita pobreza que está en Spotify y dice si es para abierto para todos. Ya creo que cumplimos nuestros 200 episodios.
Y pues básicamente eso y mi libro que se llama Maldita Pobreza sal de este hogar que lo venden en cualquier lado y ya esas son todas las herramientas que van a encontrar
Eduardo:
Excelente, sí, suena muy bien. Pues Liliana, muchísimas gracias por haber estado aquí con nosotros, ya nos dejaste tus redes. Espero que ahí encuentres un poquito más de seguidores después de que escuchen este episodio. Muchísimas gracias de nuevo por haber estado aquí.