¿Por qué no puedes ahorrar según la ciencia?

Desde el día que recibiste tu primera quincena, o quizás desde tu niñez cuando recibiste tu primer domingo, escuchaste la recomendación de que “debes ahorrar una parte de ese dinero”.

Pero por alguna razón siempre has evitado hacerlo. O si lo has hecho algunos meses, quizás tienes problemas para hacer del ahorro un hábito. Nos prometemos que ahora sí vamos a ahorrar, pero el siguiente mes hacemos lo mismo y terminamos gastando todo el dinero.

¿Por qué hacemos eso? ¿Por qué auto-saboteamos nuestra estabilidad financiera?

Bueno, la culpa no la tienes tú (o al menos no de forma consciente). Verás, nuestro cerebro no se ha podido adaptar a este mundo de constantes ofertas y opciones para obtener gratificación instantánea. Nuestro cerebro ha evolucionado durante millones de años en un mundo con pocas oportunidades para obtener gratificación instantánea. Han sido pocas décadas atrás en las que estas oportunidades empezaron a ser más recurrentes.

A estas características inconscientes de nuestro cerebro se les denomina Sesgos Cognitivos o Sesgos del Pensamiento, y los hay de todo tipo. Veamos en este artículo 5 de ellos y cómo es que los puedes evitar para empezar a mejorar tus finanzas de una vez por todas.

Sesgo al presente

Este sesgo es el que mencionaba anteriormente: buscamos gratificación inmediata. Nuestro cerebro de primate quiere las cosas YA.

Nos es dificil proponer la gratificación porque durante muchos millones de años vivimos sin la certeza de si íbamos a vivir otro día más; habían altas probabilidades de que el mañana ya no llegara para nosotros, entonces debíamos aprovechar cualquier oportunidad que tuviéramos hoy.

Es por eso que ahorrar para el futuro duele, aunque sabemos que es una cosa positiva y que nos puede ayudar a prepararnos para eventualidades que pudieran suceder.

Solución para el Sesgo al Presente

La mejor solución que he encontrado para este sesgo es utilizar la Ley de Parkinson a nuestro favor. La Ley de Parkinson está mas enfocada al mundo de la productividad, sin embargo podemos adaptarla al mundo de las finanzas personales.

Esta ley define que una tarea va a tomar tanto tiempo para ser terminada como se le haya asignado. Si tenemos una semana para terminar la tarea, tardaremos una semana. Si tenemos 3 días, tardaremos 3 días.

Adaptado al mundo de las finanzas, esta Ley de Parkinson nos diría que vamos a gastar todo el dinero que tengamos disponible para gastar. Por lo tanto, lo que debemos hacer es reducir el dinero que tenemos disponible ahorrando desde el principio de la quincena.

Ahorrar desde el principio nos está obligando a hacerlo de forma consciente, a pesar de que existe el sesgo inconsciente hacia la gratificación inmediata.

De hecho puedes ir un paso más allá y automatizar ese ahorro. Por ejemplo, desde Cetesdirecto tú defines un monto, cada cuánto vas a querer que se transfieran fondos de forma automática… y listo. Te olvidas de ahorrar.

Sesgo de anclaje

Este sesgo hace que nuestro cerebro se ancle al primer valor que se le es presentado. Esto quiere decir que si, por ejemplo, nosotros vemos una computadora en $10,000… ese valor se vuelve el correcto. Si después vemos una computadora en $9,000, la vamos a sentir barata y ahí es donde nuestras finanzas se pueden dañar.

Si ya vimos algo a un precio mayor, queremos “aprovechar” la oportunidad. En este ejemplos sentimos que estamos ahorrando $1,000, cuando la verdad es que estamos gastando $9,000.

Solución para el Sesgo de Anclaje

Una forma de enfrentarse a este sesgo cognitivo es utilizando lar regla de las 4x˄2, la cual define que debes tener 2 prioridades en las cuales decides que sí vas a gastar, pero en caso de hacerlo deberás poder tener el dinero para cubrir esa compra dos veces.

Ya hablé más a detalle de esta regla en este artículo: La regla financiera que te ayudará a ahorrar millones

Esta regla nos ayudara a que, aunque veamos un producto con el cual creemos que podemos “ahorrar” debido al sesgo de anclaje, antes de comprar tendremos que ver si está dentro de nuestras prioridades.

Sesgo de costo perdido

Para entender el sesgo del costo perdido imagina que compras un boleto para ir a ver una obra de teatro… pero cuando llega el día ya no quieres ir.

Sin embargo, no ir significa que perderías el dinero que gastaste en ese boleto, entonces vas, gastas en gasolina, en estacionamiento, quizás en un snack y una bebida en el intermedio, por no mencionar varias horas de tu tiempo. Para no “perder” el costo del boleto, terminaste perdiendo aún más dinero y tiempo (aunque no se sienta como pérdida porque si “usaste” ese dinero para algo, al final de cuentas es más dinero fuera de tus bolsillos).

Solución para el sesgo de costo perdido

El simple hecho de saber de la existencia de este sesgo es un paso gigantesco, pero para ir mas allá y hacerle frente, lo que hay que hacer es identificar si hay alguna una compra que hayas hecho en el pasado y que sigue pidiéndote dinero.

Y si es así… ¡dale mas prioridad al dinero que aún tienes! Enfócate en el dinero que tendría que salir AHORA de tu bolsillo, no en el que ya salió. Ese dinero ya se fue, déjalo ir.

Sesgo de Centro de Atención

Como humanos sentimos que somo el centro de atención de todos los demás… sentimos que cuando vamos caminando por la calle los demás nos voltean a ver.

Precisamente por esto llegamos a caer en la idea de que debemos impresionar a esa gente que según nosotros nos está poniendo atención; queremos un mejor auto, un mejor reloj y ropa de diseñador, para que la próxima vez que “seamos el centro de atención”, podamos impresionar.

Lo curioso es que si, por ejemplo, compramos un nuevo auto para sentirnos “admirados”, la realidad es que a nosotros no nos van a pelar, en todo caso estarán viendo el auto.

Solución para el sesgo de Centro de Atención

Para enfrentar este sesgo lo que debes haces es que, la próxima vez que vayas a hacer una compra, detente a pensar si la estás haciendo porque realmente te gusta a ti… o si es para impresionar a los demás.

En este sentido, la regla de las 4x˄2 también te podría servir mucho, ya que solo harás compras que entran en tus prioridades… no las prioridades de los demás.

Efecto Diderot

Finalmente, el quinto sego cognitivo del que quisiera hablarte es en realidad un “efecto” llamado Efecto Diderot.

La forma más facil de verlo es, por ejemplo, cuando compramos o rentamos una nueva casa; como es nueva quizás piensas que los muebles ya no combinan y necesitas comprar también nuevos muebles, o quizás el coche viejo se ve feo estacionado enfrente de la casa nueva, también hay que modernizarlo… y así sucesivamente.

El punto es que una compra inicial puede desencadenar más compras adicionales.

Y sí, claro que lo podemos ver en escalas más pequeñas; por ejemplo, compras un nuevo celular y ahora tienes que comprarle la mica para que no se rompa la pantalla, y las fundas para que te convienen con diferentes outfits, almacenamiento en la nube, servicios… ¡y después hasta el reloj inteligente de la misma marca!

Una compra desencadena muchísimas más.

Solución para el Efecto Diderot

Sí, aquí de nueva cuenta podemos usar la regla de las 4x˄2. Después de todo, si caemos en este efecto pero usamos la regla de las 4x˄2, estaremos ahorrando la misma cantidad gastada, si es que no desde un principio te limita a comprar algo porque no podrías hacer la compra dos veces.


Es injusto juzgarnos y auto-castigarnos por ser pésimos con nuestras finanzas, porque al final de todo son sesgos y no los estamos haciendo de forma consciente. Si, al contrario, somos más amables con nosotros mismos, podemos empezar a idear formas en que, conscientemente, prevenimos esos ataques inconscientes que nos impiden ahorrar.

Empezar a implementar esas soluciones, además de simplemente empezar a ser conscientes de estos sesgos, nos ayudará a minimizar su impacto, y en el camino mejorar nuestras finanzas.